miércoles, 10 de junio de 2015

LA GUERRA DEL CHACO 12 de JUNIO - 80 aniversario.


                               B.J.Gómez "Prisioneros bolivianos"

Pequeño homenaje al soldado desconocido


"...porque del infierno verde
sólo Dios se acordará."

     Este viernes, 12 de Junio, se cumplirán 80 años desde el final de una guerra moderna y desconocida, el segundo gran conflicto que tuvo que afrontar la nación paraguaya esta vez contra una sola nación, Bolivia, fue la guerra del Chaco boreal, y transcurrió en aquellos mil días de fuego y sed entre 1932 y 1935, aún quedan testimonios vivos de excombatientes grabados en videos y que pueden verse en canales de la red.

     En la historia de todos los tiempos se repiten tanto los intereses económicos como el desprecio del enemigo. Si en la famosa arenga de Mitre, en la guerra Guasú, la victoria sobre los paraguayos era cosa de meses, el presidente Boliviano, Daniel Salamanca, provocó una guerra contra el Paraguay por dos motivos, temor a las revueltas sociales interiores y los intereses de distintas compañías petrolíferas, en el Chaco había petróleo, no sólo aquellos indígenas abandonados durante decenios. Paraguay, en sus grandes guerras exteriores nunca fue beligerante, sus guerras fueron de defensa del territorio, mantuvo lo que pudo y perdió en su historia una gran porción.

     El Chaco es una llanura extendida entre la cordillera de los Andes y el río Paraguay, y en época de la independencia era habitada por indígenas irredentos a cualquier poder estatal. Es una pequeña prosperidad en la zona lo que la convirtió en lugar de interés, y sobre todo suponía para Bolivia una salida al mar a través de los ríos, un puerto Atlántico, además del mencionado petróleo. El Chaco Boreal dejó de ser igualmente un desierto para el Paraguay para convertirse en una zona estratégica, los establecimientos ganaderos y forestales del Chaco eran una parte importante de los ingresos fiscales del Paraguay, y por allí andaban los capitales británicos y la Standard Oil, el presidente que defendió el país en aquel momento crítico fue don Eusebio Ayala. Tras las primeras derrotas bolivianas, Daniel Salamanca fue derrocado por el ejército y D. José Luis Tejada Sorzano, el vicepresidente ocupó la jefatura.

      Se calcula que cerca de cien mil soldados perdieron la vida en el conflicto. Bolivia no tenía motivos para despreciar a la infantería paraguaya, la más heróica del mundo desde los 300 espartanos de Leónidas, que no fueron 300 sino unos 1500 con sus aliados, si estos murieron todos, la infanteria paraguaya luchó hasta el último varón vivo en Acosta Ñu, en la guerra grande, allí formaron para el combate niños con bigotes pintados y barbas postizas. El desprecio argentino le costó a la Triple Alianza en Curupaytí el osario de Laguna Méndez. La épica de la Guerra del Chaco queda ligada a nombres de lugares y personajes, fortín Boquerón, Nanawa, Toledo, Estero Patiño... este es un pequeño homenaje al soldado desconocido, sea Boliviano o Paraguayo. 

     El poeta Tarijeño Octavio Campero Echazú, puso letra a una de las mas bellas canciones, una cueca boliviana sobre el conflicto:


                                               
                                               Si aún queda llanto en tus ojos
                                               para llorar mi partida
                                               no llores mientras la vida
                                               deja un minuto de amor

                                               Ese minuto de vida
                                               a la orilla de la muerte
                                               tiene el encanto de verte
                                               resignado ante el dolor

                                               Llorarás cuando mañana
                                               ya de ti nadie se acuerde
                                               porque del infierno verde
                                               sólo Dios se acordará.




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